Por Laura Garza
Los tiempos de transición de gobiernos siempre son difíciles, porque la autoridad comienza a desentenderse, sueltan las riendas y la violencia se acrecienta. Se abren huecos para hacer y deshacer con lo poco o mucho que queda.
También pasa que aun teniendo el poder tan visible y palpable, se dan declaraciones desafortunadas y fuera de lugar en señal de alevosía, un juego de lanzar la piedra y salir corriendo porque con el tiempo que queda, nadie lo alcanzará.
Así el presidente López Obrador en estas últimas mañaneras en donde lanza pedradas para generar el mayor número de conversaciones al mismo tiempo y como lo hizo durante estos seis años, mantener la agenda distraída y otras veces encendida.
Como usted sabe cada año de gobierno y al terminar un sexenio se presentan informes en todas las principales áreas, las distintas secretarías y dependencias deben entregar el mayor número de logros que reconozcan el trabajo saliente.
Para cada informe es necesario “sí o sí” que se presenten fotografías, siempre hay imágenes que quedan documentadas, en este caso solo se muestran las positivas, las que sí muestran y dejan un avance.
Pero acá, de este lado de la ciudadanía, también deberíamos de ir haciendo una carpeta mensual si usted quiere, con las fotos que van impactándonos porque son documentos reales de lo que sucede en nuestro país, y no solo en donde vivimos, sino en todo el p-a-í-s.
Tras la presentación de la carta de García Luna desde Nueva York, el presidente declaró en su conferencia que no tenía ningún vínculo con el narco y que si la acusación era real, que se presentaran pruebas.
Y ciertas “pruebas” se me vienen a la cabeza, como esta foto que yo espero no haya olvidado y que, al verla, ya pueda hacer un “flashback”.
Fue hace cuatro años, y para ser exacta el 29 de marzo del 2020 cuando López Obrador acudió a supervisar la construcción de la carretera Badiraguato-Guadalupe y Calvo en el meritito Sinaloa.
Allí en algo que parecía una taquiza en medio de la nada, se capturó el momento en que la madre de Joaquín El Chapo Guzmán, la ya fallecida María Consuelo Loera, estaba presente y sin bajarse de la troca blanca, el presidente fue a saludarle cortésmente.
Hay una foto, hay un vínculo, hubo una cercanía.
Para los defensores de la supuesta “casualidad”, déjeme decirle, por experiencia propia, que en donde esté el presidente previamente ya estuvo el Estado Mayor y la avanzada para supervisar quién estará allí y sus razones.
La foto y el video que circuló en su momento, fue claro. La señora, la madre de uno de los meros meros narcotraficantes en el mundo se acercó al presidente, y este se acercó a ella, bajo sus condiciones.
Cómo negar un vínculo cuando ha dado múltiples declaraciones que con el narco se ha tenido una buena relación, que hasta la gente debe comprenderlos y cuidarlos, si es posible.
Hoy también hubo esta foto a la hora de la mañanera, en donde al hablar del tema, López Obrador se tomaba la corbata a la altura del cuello, señal de estar entre la espada y la pared, de sentirse incómodo, de estar en una situación complicada.
Foto: José Méndez / EFE
En fin, no olvide lo que ha pasado en el país y si lo hace, busque las imágenes porque siempre hay una y por ello la importancia de que existan fotoperiodistas de distintas agencias internacionales y medios nacionales para tener el escenario completo y no solo una narrativa de lo que pasó.
Siempre hay una foto y si solo hablamos de un “vínculo” aquí vemos uno.