Por Laura Garza
Culiacán y su gente han aprendido a convivir con los narcos, y en muchas ocasiones entre la normalidad y cotidianidad de cualquier ciudad y como si unos no corrieran el riesgo con los otros, aunque es bien sabido que cuando algo pasa en el interior de estos grupos de crimen organizado todo se altera y entonces sí, todos corren peligro.
Los culichis y la banda, la buena comida y la calidez de su gente, hoy está siendo paralizada desde el 29 de agosto cuando grupos armados bloquearon calles, quemaron autos y camiones para dar inicio a lo que parece no tener fin.
Durante estos nueve días van más de 40 víctimas, y escenas de violencia a civiles, robo de autos, secuestro de ciudadanos, pick ups por un lado y sirenas por otro.
Los dos bandos heredados, se dice que Los Chapitos y Los Mayitos están en plena lucha de la plaza, así que nadie se mete, ni nadie se meterá en un conflicto de dos grupos que pelearán a muerte y el gobierno no busca ser el tercer grupo en disputa.
Mejor los dejan pasar, les dan el espacio mientras que en medio se queda la gente, los que van a trabajar por una urgente necesidad de sacar adelante a sus hijos, los que tienen que acudir a citas médicas para revisión o seguimiento, los que tienen que ir a dejar a sus hijos a la guardería para poder ir a sus oficinas, y finalmente los que no tienen casa y les toca esquivar balas y atestiguar la zona de guerra en sus calles.
Esta foto del fotoperiodista Marco Ruiz, quien también es editor del diario El Debate se difundió el fin de semana causando coraje, impotencia y tristeza por la realidad que las nuevas generaciones ya han heredado.
La joven madre salió del supermercado cubriendo los ojos de su hijo, el cual estoy segura de que alcanzó a ver al Ejército armado en el estacionamiento y si su madre logró bloquearle la mirada en su totalidad, la serie de preguntas en su cabeza serían suficiente para entender que algo no está bien.
Ella como el símbolo de vida toreando a la muerte junto a sus dos hijos, el que habita en su vientre y el que la acompaña porque dejarlo solo en casa, tampoco es opción.
La vulnerabilidad de los ciudadanos en una imagen, aunque todos creamos que mamá siempre podrá protegernos y salvarnos, los elementos armados a su alrededor pareciesen ponerla en la línea roja de cualquier ataque.
Una foto que nos invita a reflexionar si estamos siendo lo suficiente conscientes de un conflicto entre grupos armados, en el cual nadie quiere meter las manos dejando en solitario a sus habitantes.
Ojalá nuestro poder como madres fuera suficiente, pero lamentablemente no es así, y ella junto a sus hijos pudo morir, mientras que las autoridades siguen y seguirán sin poner un límite para defender a su gente.