Por Laura Garza
El Congreso de la Unión ha tenido siempre a personajes de primera, de segunda y ahora muchísimos de cuarta. La Cámara de Diputados se ha convertido en una tribuna de estadio, en donde en lugar de legisladores se presentan aficionados de un solo hombre y de un solo partido.
Los legisladores han olvidado a los mexicanos, lo que ellos llaman “pueblo” no incluye a las y los mexicanos que salen a trabajar día con día, que batallan para una cita en la clínica, para quienes no encuentran sus medicamentos, para los que han ahorrado toda su vida, para los que han sufrido de violencia y no han recibido justicia.
Los legisladores se han olvidado de sus juramentos, de su compromiso con la ciudadanía, de sus días de campaña para ser elegidos para ese puesto.
Los legisladores juegan a trabajar, porque a veces van y muchas veces creo que prefieren hacer algo más importante.
Lo que vimos hace un par de días en la Cámara de Diputados fue un jolgorio ante la decisión de aprobar el Fondo de Pensiones para el Bienestar.
Con 252 votos a favor se aprobó apropiarse del dinero en Afores de quienes a partir de los 70 años no han solicitado su dinero, de donde esperan obtener un aproximado de 40mil millones de pesos.
Aunque la reforma debe de ser aprobada por el Senado de la República, los fanáticos de la tribuna la celebraron como un triunfo.
Las personas que no saben si quiera si sus familiares ya de edad avanzada o que fallecieron, perderán esos ahorros. El único beneficio de dar a conocer esta “reforma” para el “bienestar de quiénes saben quién, es que es una alerta para que se revisen los fondos de ahorro de todos los mexicanos trabajadores.
Desde que vi la foto, me pareció una escena burda, dantesca, grosera y un desaire total a los mexicanos.
Si usted viera la foto ¿qué pensaría? ¿Están en un Congreso? ¿están trabajando? Y si supiera el contexto informativo, en serio ¿cree que están pensando en el beneficio de la gente o de ellos?.
¿Cómo no criticarlos? ¿Cómo no enojarse ante su grosero comportamiento que se fotografió y quedó documentado.
Miren las primeras filas, la burla, el puño cerrado y el brazo alzado, a lo mejor les dio pereza levantarse, porque los de atrás voltean hacia al bando en donde se encuentran los que no pertenecen a su partido para gritarles y encararlos con una victoria personal, no para el pueblo.
Todo como si estuviéramos en un estadio con gente que ya llegó tomada, otros que están tomando, otros que van a desahogar sus frustraciones, otros que ante su fanatismo pierden la cabeza y que cuando termina el juego, no recuerdan si quiera a qué aplaudieron, a quién insultaron y si su equipo ganó o perdió.
Es su desfachatez penosa lo que el fotógrafo capturó de estos hombres y mujeres que se dicen legisladores por nuestro país.