El uso o abuso de la imagen

Por Laura Garza

El factor familia en la comunicación siempre suma porque genera mayor confianza a quien está al frente. Bien se sabe que existen una regla de eventos en los que se debe aparecer acompañado o acompañada por la familia, o bien dentro de la popularidad es también si se cuelan de manera urgente o se convierten en un eslabón de la o el candidato.

Un ejemplo reciente es Barack Obama, un hombre que desde un principio apareció acompañado de su esposa e hijas. Un presidente de los Estados Unidos que resultó ser emocionalmente expresivo y su equipo supo cómo integrar a su mujer y a sus dos hijas en la vida diaria en la Casa Blanca.

Es bien sabido que la familia te hace fuerte, pero como en todo proceso, en este crecimiento de popularidad, de mayor proyección de imagen y la presencia más constante de estos en eventos, debe de ser marcada por su equipo y asesores como una curva que asciende y desciende en un ritmo controlado.

La comunicación política está llena de elementos y siempre se partirán de los más básicos, pero que también sean y/o proyecten ser genuinos. Hoy en día que hay miles de pantallas grabando y publicando en cuestión de segundos, es mucho más fácil observar si los personajes allí presentes son genuinios o forzados. Las capturas de distintos ángulos y sobre todo sin ningún tipo de filtro de prudencia, es que podemos ver las buenas reacciones, pero también las malas, o por lo menos las más naturales pero que pueden perjudicar a la o el candidato.

Los personajes más genuinos siempre serán los niños, podrán levantarte un evento o podrían ser también salir perjudicados ante tanta exposición. Un ejemplo es Louis, el hijo de los príncipes de Gales quien ya ha protagonizado distintas escenas que han sido divertidas pero que eventualmente pueden salirse de control. 

La exhibición en redes sociales de lo que se supone es la vida privada de políticos, ha comenzado a dar suficiente material para avanzar en las más eficaces e influyentes estrategias de comunicación.

Estar, estar, estar. Aparecer una y otra vez más en millones de dispositivos con una programación exacta para que minutos después sean tendencia o se conviertan en la conversación del día siguiente.

Mariana y Samuel, los “candidatos” a Nuevo León hace dos años demostraron que trabajar muy en mancuerna con las parejas también puede funcionar, claro está, si uno de ellos tiene ya dominado el sector digital y su carisma ha sabido crear una especie de club de fans que no dejan de monitorearla o “stalkearla”.

La siempre “aspiración” a ser como “o la que vemos en pantalla”. Mariana Rodríguez ya era influencer antes de acompañar a Samuel a su campaña política como gobernador de Nuevo León. El carisma lo tenía ella, a quien reunía filas de jóvenes en las esquinas del estado, era ella; quien recibía la mayor cantidad de besos y abrazos, era ella; quien tenía que sacarse más fotos era ella.

Un despertar femenino en la política mexicana y aún más regiomontana, en donde el hombre sigue siendo el líder y jefe de familia, y la mujer, pues el rol que le corresponde desde hace años en la sociedad regia. (No todas, pero la gran mayoría)

El efecto Mariana había que apropiarlo y no dejarlo escapar, ella como un elemento clave para cuando se necesitara. Ella y los niños, su presencia y su trabajo con el DIF marcó la diferencia, todos la volteamos a ver más allá de una influencer, pero nunca la dejamos de ver como quien sabe cómo posicionarse y manejar su imagen.

El embarazo, el nacimiento de Mariel, la preciosa bebé de ambos y su extenuante aparición en redes sociales. La niña no ha tenido muchos momentos de privacidad, ni mucho menos un crecimiento íntimo entre sus padres y familiares cercanos, sino todo lo contrario.

En la manera de comunicar dentro de una pareja que siempre aspiró a ir más que por Nuevo León, la imagen de la hermosa Mariel está cayendo en el abuso, porque está siendo claro que el uso de su imagen no es solo por compartir a los conocidos y desconocidos su vida.

Los peligros y lo que hoy la inteligencia artificial puede perjudicar a un bebé o niño, es muy grave. Pero eso es otro tema.

La presencia de la pequeña en el registro oficial de Samuel García como per candidato por Movimiento Ciudadano por la presidencia de nuestro país, fue un total a b u s o, con todas sus letras y su significado.

En un evento de adultos en donde su padre tendría que mostrarse por sí mismo como un posible candidato a presidente, necesitó de manera necesaria sí o sí la presencia de sus dos bellas mujeres. 

Su video previo en su cuenta personal en donde aparece de lado de su esposa Mariana, la cual no emite ningún gesto ni emoción ante el mensaje de su marido, lo dejó tan mal parado y tan visible que es un hombre que necesita a su mujer y que saben que la presencia de la ternura de una bebé, les atraerá a ese “club de fans” que puede sumar más gente en el camino.

El tema con los bebés es aún más controversial, porque son tan vulnerables que aún no entienden si quiera por qué están allí y no jugando en la cuna, gateando por la sala, lanzando pelotas o tomando leche. 

La salida del evento del día de ayer en donde la gente y la prensa los acorralaron y no les permitían su salida fue aún peor. La escena fue Samuel escondido detrás de Mariana, mientras ella cargaba a Marial, una especie de echar por delante a ellas porque seguramente las tratarán mejor, o bien, un grave descuido que, si quería verse como líder, se quedó muy atrás de ello. 

El abuso de la imagen familiar debería de ser monitoreado, porque los más pequeños no tendrían por qué correr el riesgo en su integridad física y psicológica.

Ojalá se den cuenta, ojalá no cometan la canallada de llevarla de gira como si la candidata fuera una bebé, porque evidenciaría que el verdadero niño es él.

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