Por Laura Garza
Dos Jefes de Estado, dos países lejanos, dos personalidades opuestas, dos mandatarios que han entablado un diálogo sin mucho éxito y, por ende, dos maneras de ver a su pueblo de maneras distintas. Ucrania en guerra y México sin nadie que enfrente sus micro guerras.
Usted preguntará qué tiene que ver uno con otro, sobre todo en materia de comunicación e imagen y pareciera que no la hay, puesto que Ucrania se encuentra en una guerra diaria contra Rusia; mientras que México no vive una guerra de la misma forma, pero sí un ataque a sus instituciones y a su población.
Veo el activismo sin fin de Zelensky por el mundo entero y estratégicamente en Europa, su firme objetivo de ingresar a la OTAN, sumar aliados y tener la cara para pararse frente a su pueblo.
Volodymyr Zelensky cambió de atuendo desde el día uno de la invasión, dejó el traje y la corbata para vestirse como un soldado más que defiende su país y a su pueblo. Salió a las calles y junto al ejército se puso a defender lo que podía defender.
Zelensky atrajo la mirada del mundo entero, y decenas de jefes de Estado han acudido a Ucrania o bien lo han recibido en sus territorios políticos y hasta personales. Zelenzky no se ha cansado desde febrero del 2022 en buscar aliados, en crear estrategias políticas porque en las militares, sabe que es imposible poder ganar.
Un defensor incansable.
Ahora, López Obrador se ha minimizado a ser un vocero de un cuento que se repite cada 24 horas por la mañana. Un jefe de Estado que no es mas que un contador de historias, un escritor de falsas fábulas, un merolico de plaza.
México tiene distintas guerras encendidas y pareciera que se presentarán más de aquí al 2024. El crimen organizado no solo se ha encargado de ganar terreno, sino que es protegido y respetado por el gobierno Federal. Cinco años sin ver al presidente enfrentando su alcance con alguna mínima estrategia.
El crimen y sus masacres olvidados, los muertos que también deja una guerra los tenemos aquí.
Las madres buscadoras que representan a los más de 44 mil mexicanos y mexicanas desaparecidos, otra guerra en curso y que no hay nadie que las escuche, que las defienda y que ayude a buscar a sus familiares desaparecidos.
Los muertos en hospitales y fuera de ellos por la falta de un seguro médico que pueda atenderlos, aún sin trabajar en alguna institución de gobierno o contar con un trabajo.
Muertos por no recibir atención por infartos, por Covid, por diabetes, por problemas respiratorios o por cáncer.
Una guerra contra el ciudadano, contra el mexicano de cualquier sector social, pero principalmente los pobres.
Acapulco la última zona de desastre, con poco más de 780mil habitantes y altas zonas de pobreza ha quedado fuera de presupuesto, ha sido decretado como una historia con punto final.
El presidente López Obrador como el lado radicalmente opuesto a un líder como Zelensky. El mexicano encerrado en un Palacio que no le pertenece pero que ha planeado apoderarse, que no abre sus puertas a ningún ciudadano que urge ser escuchado, donde coloca vallas de metal para que nadie se atreva a ponerlo en riesgo.
Un presidente que no se ha cambiado de zapatos por tenis para salir a las calles, un presidente que solo abre guerras que cree tener controladas con “dádivas” económicas. Un presidente que no se ha planteado ningún tipo de estrategia para combatir la inseguridad, la violencia, salud y economía. Un presidente que no se agacha, que no acude tras una tragedia para escuchar y atender.
Tenemos a un presidente que solo se ve con sus iguales populistas que no entienden que están para defender al pueblo y no sus ideas pobres de creerse grandes. No busca aliados de poder, no se sienta frente a sus iguales de países de primer mundo, no acude a eventos de importancia en materia de economía y relaciones exteriores, no piensa en llevar a México a ser mejor y distinguirse entre los grandes.
Hoy Zelensky viene a hacerme evaluar el nulo desempeño de nuestro presidente en comunicación e imagen (por mencionar el que me atañe), el merolico de la plaza que solo habla ante su cámara, su gente y su público porque claro, solo ellos le aplauden y le solapan que aquí no pasa nada.
Las guerras se le están juntando y ojalá no se nos encienda nuestro país en pocos meses, ojalá pudiera mostrar el presunto liderazgo y poderío sobre todos los sectores que hasta hoy los cree dormidos, y le pueden despertar.
Guerrero será el primer estado en recordárselo, y puede que salga un Zelensky pero entre los ciudadanos.