Por Laura Garza
Vestirse de negro en señal de luto, guardar minutos de silencio en memoria de quienes no están, salir ante las cámaras con tus mejores atuendos y mostrarse hasta desencajado por la pérdida de quien no conociste, de quien no pertenece a tu propia historia ni a la de tu nación.
Eso hacen muchos jefes de estado a la hora de visitar monumentos históricos o que van de la mano con soldados caídos en sus respectivas historias. Es un acto como parte de una visita oficial y es totalmente respetable.
El problema es cuando pareciera que uno de esos Jefes de Estado actúa de una manera contraria a como lo hace en su país y con su gente.
Tal es el caso de nuestro presidente, quien apareció junto a su mujer en el Salvador Allende ataviados de luto, con la elegancia y formalidad de quien respeta el momento y a quien ya no está.

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El mismo que estando en su país es incapaz de elegir un atuendo formal y correcto para la investidura de un presidente. El mismo que nunca se viste de negro, ni siquiera ante las múltiples tragedias en las que muchos mexicanos han vivido.
Los brazos cruzados en señal de lamento y cercanía con el pueblo chileno,
En México, ni para él, ni para su esposa hay una razón de demostrar respeto y luto ante las mamás buscadoras quienes han sido rechazadas una y otra vez a fueras del Palacio Nacional y por parte de la ex jefa de gobierno Claudia Sheinbaum.
Tampoco se mostró un mínimo de respeto y luto para las personas que perdieron la vida con la caída del Metro de la Línea 12 en el 2021. Ni un mínimo de escucha a los padres de niños con cáncer que no se han cansado de pedir ayuda y que en su mayoría han terminado perdiendo a sus chiquitos por falta de medicamentos y tratamientos.
No hay un color negro ni palabras de honor a las más de 3,000 mujeres asesinadas, ni de las más de 8mil que han sufrido violaciones o un poco de su atención a las más de 18mil carpetas de investigación por abuso sexual, tan solo de este año.
No se les ve la seriedad, ni un mínimo de empatía cuando murieron los mineros atrapados en el pozo de Coahuila, o si nos fuéramos más reciente con la muerte de los 5 jóvenes secuestrados en Jalisco. Todo terminó en un chiste, en una burla para ellos, sus padres y todos.
Vivimos un país en violencia, más de 160mil homicidios colocándolo en el presidente con mayor número de los últimos sexenios.
En Chile dedicó poco más de 2 minutos para dar un pésame a una persona en la historia de aquel país.
Pero en México el abrigo, el traje y la corbata negra están guardados. Solo se empolvan como los muertos que ya carga en su espalda.
Vaya ironía de un personaje tan cobarde que en casa se hace el ciego y mudo, y en el extranjero hasta ve y habla.
Vaya, vaya.
** Enfoque Manual vuelve después de mes y medio de producción fuera del país.