Por Laura Garza
Hoy en día nuestra memoria se alimenta más de imágenes que de textos, el bombardeo en redes sociales nos lleva a perdernos en videos y en fotos con todo tipo de contenido.
Están las imágenes que retenemos con gusto para volverlas a imaginar más tarde, y hay otras que hasta nos arrepentimos de haberlas visto. Pero entre las que sí y las que no, todas se acumulan en nuestra memoria.
La actual polarización en la que vivimos tiene nombre, apellido y también color. Aunque el autor de todo esto parece que ya está en La Chingada, el rancho, el color que dejó en el poder se encargará de pasar a la siguiente etapa de la división entre las y los mexicanos, que son las acciones directas contra quien no se suba a su barco.
Hace un par de días uno de los tantos moneros en nuestro país publicó en sus redes una imagen ya antes publicada en internet, en donde aparece la mitad del cuerpo de una senadora y la otra mitad otra mujer (desconocida) vistiendo una falda con las piernas abiertas, por lo que se alcanza a ver su ropa interior.
Un montaje de dos fotografías distintas que se ve claramente en la mala edición a la hora de la unión de los dos cuerpos de diferentes personas. Pero ese no es el tema, sino el uso de esta como un mensaje de odio y finalmente de violencia de género.
El autor se desconoce, pero hoy en día cualquier podría armar un montaje como este o mucho peor y subirlo a las redes, y después dependerá de qué tan pública es tu vida para que corra como pólvora.
La oferta de programas de edición y retoque digital, más la llegada de la Inteligencia Artificial nos pone a las mujeres en un escenario de alto riesgo, y de nuevas formas de violencia contra la mujer y las niñas.
De acuerdo, al Módulo sobre Ciberacoso 2023 del INEGI, la violencia de género en internet afecta a nueve millones de personas, en particular a mujeres de 12 a 29 años de edad.
Si bien hoy no sabemos el autor de este montaje, es un grave problema que se comparta puesto que aparece una mujer real, y con esto quiero que piense en cualquiera, en usted, su amiga, su hermana, su novia, su ex novia, su compañera de trabajo o cualquiera. El acto de difundir cualquier escena en donde se rompa la intimidad de una persona debería de ser rechazada.
Nuestra sociedad vive una alta división, una polarización entre los que nos caen bien y los que odiamos, los de un color u otro, y eso debería de estar separado del respeto a la integridad, en particular de la mujer.
Las formas más comunes de violencia en línea son difamación, ciberacoso y discurso de odio, de acuerdo con el estudio de Violencia Digital contra las mujeres y las niñas por parte de ONU Mujeres.
Aceptar la divulgación de una imagen como esa, es aceptar que solo por el hecho de no coincidir, usted o yo podamos hacer montajes similares de nuestros archirrivales o de quien simplemente nos cae mal.
Por suerte en México tenemos La Ley Olimpia, pero para llegar a ella hay que dar muchos pasos que muchas mujeres no tienen acceso, no saben si quiera que pueden defenderse o tienen miedo por sus agresores.
Hoy, siendo el caos más reciente y visible, fue a una mujer en la política, pero diariamente hombres y mujeres con sed de venganza, de odio, de celos o lo que hoy se llama toxicidad lo hacen con mujeres de distintos sectores.
De acuerdo con el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México se incrementó el 40.7% el número de reportes en todo el país por la violencia digital contra las mujeres.
Hoy estamos expuestas como mujeres a esto y a mucho más. Cerca de 9.7 millones de mujeres han sido ciberacosadas el último año.
Ojalá la política o desacuerdos no nos cegara para ver el fondo de las acciones que se cometen en las redes sociales, porque los ataques a muchas periodistas y comunicadoras son parte de las estadísticas de la violencia digital.
La respuesta del círculo político hacia la mujer que aparece en ese montaje digital del que hemos hablado, ojalá también se viera reflejada a las mujeres que a ras de calle sufren de violencia de género, a las mujeres madres buscadoras que siguen siendo rechazadas para ser escuchadas, a las mujeres que marchan en las calles exigiendo justicia por sus amigas, hermanas, madres o primas que alguien las mató y no tienen respuesta.
Se dice que el 85% de las mujeres que estamos en redes sociales hemos presenciado violencia digital entre otras mujeres, ojalá pudiéramos diferenciar profesiones, partidos políticos, deportes, o vidas personales para defendernos.
Ojalá en esta foto imaginaria que hoy no publico tenga el rostro de cualquier mujer que usted desee y busque respetarla y no violentarla compartiéndola en sus redes sociales.
Si estás sufriendo de ciberacoso puedes llamar al Consejo. Ciudadano para la Ciudad de México al 55 55 33 55 33.
Si vives una situación de violencia familiar, comunícate con la Red Nacional de Refugios en el teléfono: 800 822 44 60 o si vives en el Área Metropolitana de Ciudad de México y el Estado de México puedes contactar a través del: 55 56 74 96 95 o en el 55 52 43 64 32.
Columna publicada Diario La Razón