Una zona de desastre

Por Laura Garza

La capacidad de reacción de un gobierno ante una eventualidad como un desastre naturalidad se mide en el cómo llega hasta la zona para ganar empatía entre los afectados y su figura.

Quisiera decir que el principal objetivo es ayudar, extender la mano y ofrecer algún tipo de soluciones que les alcance una ligera certeza a los afectados, pero en realidad, todo se basa en la empatía que transmitas, que generes y quete permita un grado de alcance mayor.

Hacer presencia inmediata, escuchar las solicitudes de urgencia, observar los daños de manera directa, caminar entre lodazal o sin importar el terreno, ofrecer un abrazo a quien lo ha perdido todo, que su equipo tome datos, teléfonos, nombres, direcciones, nivel de afectación y continuar la gran cantidad de problemas a resolver.

Ser político no es fácil, ser presidente menos, y ser por primera vez una presidenta parece que será más exigente.

Las mujeres solemos ser más empáticas, más sensibles ante el dolor, por eso creo que una mujer en el poder ha llegado hasta allí porque ha sabido gestionar las emociones que muchas veces nos ganan porque nuestra química es distinta y eso se aprecia.

Bueno, todo esto es en el papel, en las formas, en el cómo sí y cómo no, y en lo que hay que hacer. 

Pero el primer día de acciones de la presidenta de nuestro país, no vimos nada de esto.

Acapulco sufrió por segunda vez con un huracán, primero Otis que casi lo destruyó todo y hoy John. Más de 300 muertos con el primero y 29 con el recién llegado.

Claudia Sheinbaum pudo haber ido a Acapulco un día después del golpe de John como categoría 3, pero no lo hizo, esperó una semana para atender la terrible situación de los guerrerenses.

La espera, la incertidumbre de si lo hecho por el gobierno anterior de López Obrador podía ser mejorado, rebasado y bien actuado terminó cuando la visita fue para tener una reunión encerrados en la Base Naval de la Secretaría de Marina y sin bajarse de la camioneta.

La foto de hoy y extraída del video en donde está dentro de su camioneta blindada, sin siquiera tomarse la molestia de bajar y escuchar de manera directa las solicitudes de los presentes, los dirigía con su equipo.

Ni empatía, ni sensibilidad, ni una manera distinta de atender a mexicanos afectados, ni mucho menos elegir la forma correcta.

Día uno y primer huracán en su gestión. 

Aquí se describe lo que se ve, y ante eso no hay mucho que agregar, mas que anticipar que su reacción a escenarios complicados será así: una zona de desastre.

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