Las protestas en Argentina

Por Laura Garza

Milei y sus políticas de “mantenimiento de orden público” que ha implementado frente a las protestas de los ciudadanos que salen a las calles cuando no les queda de otra porque les van desapareciendo sus espacios laborales con recortes directos, reformas que afectan a jubilados, transportistas, trabajadores de la salud, empleados de oficinas del Estado, activistas, defensores de derechos, mujeres, minorías, y por supuesto al desmantelamiento del Estado. 

Los que salen a enfrentarse a diario con quien decide salir a manifestarse frente a la Casa Rosada o al Congreso son los policías, los únicos que han ganado terreno, pues el protocolo antipiquetes les ha otorgado poderes suficientes para dispersar a los protestantes sin ningún tipo de limitante, es decir, represión, uso excesivo de la fuerza y criminalización.

Lo que se describe en los medios son como “palazos y gases pimienta” sin distinción, se dan todos los miércoles sobre la Avenida de Mayo, la que conecta al Congreso con la Casa Rosada, y no solo eso, sino que si los agentes deciden ir a buscar a los manifestantes en calles, en cualquier transporte, pueden hacerlo y prohibirles el paso.

La Policía Federal Argentina se despliega por cada calle y estación

Bueno, imagine que en el informe mundial 2025 realizado por Human Rights Watch (HRW) alertó sobre el deterioro institucional que sufre Argentina por la ausencia de figuras clave en la protección de los derechos humanos. Al igual que Amnistía Internacional presentó en su informe anual que Argentina tuvo “un año de serios retrocesos en el ejercicio del derecho a la protesta”. 

La protesta del miércoles fue de los jubilados frente al Congreso, la tercera represión consecutiva.

La foto es la máxima representación de la fuerza, la que acota y la desesperada por una respuesta. 

Las manos del civil que empuja, frena y sostiene el escudo del elemento de la PFA, quien pareciera decirle entre líneas que está con él. El puño cerrado que aguanta, que envía un mensaje secreto, una especie de código enigma, un grito en silencio de acompañamiento.

La conexión de quienes viven en el mismo lugar y que más allá del uniforme sabe lo que él también está por perder si sale de allí. 

El momento capturado por el fotoperiodista Agustin Marcarain de la agencia Reuters es preciso y dice más que cualquier otra imagen de abuso de poder. El agente es argentino, es civil, es policía, tiene familia, tendrá amigos fuera de la corporación, abuelos, o su mujer toda una familia ajena a las siglas PFA. Entonces de lo que somos testigo es de esa complicidad entre dos argentinos que han de gritar con la misma efusividad y locura un gol de Messi con la playera de la selección. 

Se los puedo asegurar.

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