Por Laura Garza
A diferencia de otros momentos, los mexicanos no vivimos una etapa electoral normal, en donde solo miramos el round entre los candidatos y comenzamos a saturarnos de mensajes que suelen ser diálogos entre ellos mismos.
El país comienza a incendiarse y parece que ya no hay nadie que pueda salir a apagarlo y eso incluye salvar vidas.
Lamentablemente las imágenes de nuestro país son más crudas y agresivas por asesinatos, cuerpos desmembrados, cuerpos calcinados y otros abandonados en espacios públicos o terracería.
El crimen organizado y su libre camino durante el tiempo electoral, sin ninguna autoridad federal que hable de ellos. El secuestro de las familias en Sinaloa fue catalogado por su gobernador como “cosas que pasan” y nada más.
Este gobierno pareciera que busca cerrar su sexenio documentando escenas atroces y nosotros como testigos.
El fin de semana comenzaron incendios forestales en Veracruz, Nuevo León, Hidalgo y Estado de México y tampoco se ha emitido un llamado de urgencia y un plan de rescate por parte de autoridades nacionales y federales.
Tempranito en Chiapas vivieron un enfrentamiento entre grupos armados del c.o. sobre la carretera Tuxtla Gutiérrez-Berriozábal. Los videos que corrieron a velocidad por redes sociales nos quitaban el aliento al ver una zona de guerra.
Otro enfrentamiento también en Culiacán, en donde el c.o. hace lo que quiere a la hora que quiere, aquí murió un agente de la guardia nacional falleció en medio del tiroteo y paralizó la ciudad desde la madrugada.
Hoy le sumamos el descarrilamiento de un vagón del Tren Maya, afortunadamente sin pérdidas humanas o heridos, como bien lo había anticipado uno de sus inversionistas, este es un primer aviso que deja de lado todo tipo de comentario a favor o en contra de la 4T, porque una obra que es y será cuestionada por sus malos manejos, por corrupción y por dañar el sistema de cuevas y cenotes de Quintana Roo.
Las injusticias, las víctimas de inseguridad, violencia y del total abandono de un gobierno preocupado por perseguir, amedrentar y desaparecer del camino a quienes los cuestionan, critican y exigen.
La otra parte del retrato donde periodistas son despedidos de sus espacios de trabajo por mostrar algún tipo de afinidad con la oposición, o bien hacer su trabajo y ofrecer al lector distintos escenarios para poder emitir una opinión.
Aún no puedo borrar de mi memoria los cuerpos desmembrados arrojados en Cazones, Veracruz. Por más doloroso ese es un retrato de nuestro país.
Ya basta.
