Por Laura Garza
Buscando una imagen para hablar el día de hoy en este espacio y con la información publicada desde la noche de ayer sobre la investigación realizada por la DEA y la Fiscalía Federal del Distrito Sur de Nueva York entre el 2010 y 2011 y la continuidad del caso dirigido por Latinus de los hijos del presidente no logré abstraerme del todo.
Hay días en donde las noticias sobre nuestro país y la cantidad de opiniones alrededor de ellas nos saturan y casi nos expulsan de las redes sociales, pero más allá de eso, cada acción en contra de las y los mexicanos se convierte en una motivación para comprometernos como ciudadanos y defender nuestra democracia y tantas causas.
Quienes hemos sido considerados como oposición desde el 2018, hemos podido ver con la suficiente claridad cada mentira cumplida por el presidente, el abuso del poder, el nulo humanismo que profesa y la falsa austeridad .
A estas alturas no hay manera de no darse cuenta, no hay forma de colocarse una camiseta de color guinda y decir que este país es el mejor que nunca, que aquí la violencia se acabó y de la corrupción, ni hablemos.
Hoy elijo esta fotografía tomada el día de hoy por Sashe para EFE en el ejercicio mañanero del presidente.
Usted sabe que en este espacio leo y reinterpreto las imágenes captadas por mis compañeros fotógrafos, pero esta vez me produce un enfurecimiento y una náusea emocional. Estoy segura que a muchos les puede causar lo mismo, si es que la vuelven a mirar a detalle.
Un hombre tan cínico que el día de hoy sonrió tantas veces y quiso hacer creer que el bombardeo periodístico y de investigación hacia su persona y sus hijos, no le quitan el sueño.
Pero su cuerpo siempre dice todo lo contrario, más allá de mantener durante la mañanera varias ocasiones las manos detrás de la espalda, escondidas sin justificación, es porque sabía que tenía que controlarse, guardarse, esconderse, aunque fuera de esa manera.
Pero miren sus ojos, el tamaño de uno y del otro y la carga de sus bolsas. Quien funge como nuestro presidente podría servir para tantos ejemplos médicos y emocionales, porque claro el cuerpo grita lo que las emociones callan, o al menos él quiere forzar callar.
Pero no es un hombre sano, por más que despierte de madrugada. Su estrés se evidencia en su calidad de sueño y esta se refleja en sus ojos y la inflamación de su rostro y cuerpo.
El presidente cada vez luce más gordo o inflamado, como usted lo quiera ver. Aunque aparezca jugando béisbol de vez en cuando, no corre, no se mueve de su área.
Y solo por agregar, ni las uñas se puede cortar. Ahora, a excepción que no lo haga por alguna enfermedad que no se lo permita, como diabetes o la toma de medicamento de anticoagulantes.
El mismo que dice tener la verdad absoluta, el mismo que es investigado por recibir dinero del narco en nuestro país, el mismo que ha demostrado su cercanía con el Cártel de Sinaloa, el mismo que ha dejado morir a tantos mexicanos sin una sola señal de empatía, el mismo que defiende a sus hijos y sus tranzas, el mismo que ignora a la mujer, el mismo que engaña a sus seguidores, el mismo que construye obras inservibles, el mismo que cree que el populismo es mejor que un estado democrático, el mismo que acosa a periodistas, el mismo que amenaza, el mismo que juzga a quien no piensa como él, el mismo que tiene un partido para mantenerse en el poder, el mismo que tiene un rancho llamado “la chingada” al que sabe que nunca se irá.
El mismo es el que levanta su dedo el día de hoy sonriendo irónicamente y aunque él no lo crea, aseverando que sí, que todo eso es él, más todo lo que usted pueda agregar.
El juego es ese, que usted lo mire y así con su dedo afirmativo, usted le coloque los cientos de mentiras, los miles de muertos y las constantes heridas a nuestro país.
Y después de que usted termine su lista personal, podrá darse cuenta que sano, no está.