Por Laura Garza
Si todo el país está contento y está CON López Obrador la 4T yo entendería que a ellos les están pasando “otros datos” y están quedando en evidencia para los ojos de todos.
No son fifís, no son conservadores, no son neoliberales, no vienen de privilegios y ni mucho menos están equipados. Son habitantes del estado de Guerrero, entre ellos comisarios, transportistas y se dice que también parte de un grupo delictivo.
Son pobladores que salieron a la llamada Autopista del Sol que va de Cuernavaca a Acapulco cruzando por Chilpancingo, y allí es en donde la gente se armó de valor y dado que no encontró respuesta de ningún funcionario, hizo lo que querían hacer.
Según la información retuvieron a más de una decena de policías estatales y agentes de la Guardia Nacional, un vehículo blindado y por supuesto hicieron lo que quisieron dejando destrozos y caos en la zona.
Ni la gobernadora Evelyn Salgado, apoyada por la cuarta transformación puede controlar al enojo de quienes ven de nueva cuenta, que no les cumplen lo que prometen. Ellos quieren ver la promesa cumplida de los siete ejes carreteros que comunican a distintas localidades y no más “gandallas”.

La imagen es brutal, es la demostración de que el pueblo levantado en armas puede controlar a policías o Guardia Nacional.
Es un cuadro que refleja lo inútil que ha sido uniformar a elementos con el letrero “Guardia Nacional” que no pueden echarse para adelante frente a cientos de hombres, entre ellos grupos delictivos.
Esto no pasa solo en la autopista, esto pasa en México y en distintos poblados. El crimen organizado es quien somete a quien desee, como el caso más reciente del asesinato de Hipólito Mora en Michoacán.
El rostro del elemento de la guardia Nacional, asoleada, sin casco y viendo hacia el cielo como esperando una señal o alguien que los ayudara, porque nunca se sabe cómo pueden terminar.
Su compañero se toma la cabeza con su mano, tampoco sabe qué hacer. La mujer del otro costado mira incrédula lo que tiene al frente: están desarmados, no tienen a nadie a quién pedir ayuda y solo les queda tomarse de la mano para hacer fuerza, la única que pueden hacer frente al enojo y la fiereza de los hombres frente a ellas.
Al fondo, desenfocados un grupo de jóvenes montados en el techo del vehículo blindado. Están tomados, están rodeados y solo son pueblo.
El enojo no atiende dádivas en tarjetas de débito, la violencia no se detiene con 3,000 pesos al mes. Los grupos delictivos no andan jugando y hoy que tienen la puerta abierta para detener la Autopista del Sol cuando quieren, están demostrando que pueden hacer esto y mucho más.
Peligro, suenan las alertas. Si el pueblo bueno sale a las calles, los que se creen intocables se pueden llevar un buen susto.
Diría mi abuelo, que en paz descanse, “el miedo no anda en burro”.
