Imaginen estas cifras, 9 de cada 10 usuarios de internet de nuestro país siempre llevan consigo sus smartphones, o piensen en esta otra imagen, el 42% de los mexicanos no podemos salir de nuestra casa sin ellos.
Aquí en México, somos 66% con acceso a internet que desde nuestros móviles hemos hecho alguna compra o hemos adquirido algún servicio por esta vía. Es decir, cada vez somos más los que buscamos algún tipo de beneficio sin necesidad de llamar o de buscar en la sección amarilla, es más, eso ya nadie lo hace.
Nos hemos convertido en consumidores multiplataforma, es decir buscamos la experiencia más allá de la pantalla. Descargamos cada vez más apps con el objetivo de tener una vida más fácil.
Las aplicaciones de las que más hablamos últimamente son Uber, Airbnb o Spotify; aquellas que han venido a ofrecer un mejor servicio, con atención al cliente directo y sobre todo a ser funcional para uno.
Los líos que ha causado Uber, ya los sabemos, y si queremos sumar un dato más, la compañía está valuada en más de $40.000 millones de dólares. El sector del transporte tradicional no sabe cómo reaccionar ante la necesidad de un sector de usuarios que desean vivir una grata y segura experiencia a la hora de moverse de un lado a otro.
Ahora, la aplicación que nos atañe es Airbnb.
Más allá de ser una aplicación que fue creada en 2008 para buscarles alojamiento a unos asistentes de una conferencia en San Francisco, hoy ofrece más de 800.000 propiedades en 192 países también ha pensado en los fotógrafos.
¿Por qué nos deben de interesar las nuevas apps a los fotógrafos? Por el simple hecho de que todos necesitan una imagen de calidad para vender, para atraer, para invitar a ser parte de la experiencia, y solo nosotros podemos ofrecérselas.
Empresas o grupos de emprendedores que aún creen que tomando las fotos con la cámara de la hermana, del primo o del tío van a lograr llevar su mensaje y generar clientes, están equivocados.
Hoy visité a una empresa que ofrece servicio de renta de oficinas y en su presentación la mitad de las fotos estaban fuera de foco, vibradas y oscuras.
Esto es en lo que ninguna aplicación a nivel mundial pueden permitirse fallar y Airbnb lo sabe.
Ellos ofrecen casas o departamentos a la gente que le gusta viajar y no desea llegar a hoteles, ahorrar y conocer nuevos amigos, pero sobre todo, tener otro tipo de experiencia. Esa es la clave de todo.
Cuando accedes buscas viviendas para alquilar en cualquier parte del mundo y después reservas con tu tarjeta de crédito.
Pero ¿cómo es el flechazo? Pues por las fotos que se publican.
Hoy en día existen vacantes para ser fotógrafo y en su página especifican que buscar alguien que trabaje de manera free lance pero con experiencia en trabajar con luz natural en interiores.
No te exigen exclusividad y las ordenes que te ordenarán serán en un radio de 30 millas alrededor de tu casa.
Las empresas que trasladan su modelo de venta a una aplicación debe valorar la calidad de sus imágenes.
En la actualidad, la segunda actividad que realizamos en nuestros celulares es tomar fotos. ¿Imaginen pues si este tipo de servicios descuidan su contenido?
Nosotros como fotógrafos también debemos evolucionar y voltear a ver este mercado en crecimiento.
www.airbnb.mx
Sony presenta nuevos equipos y lanza inscripciones para el concurso de fotografía más grande del mundo.
La multinacional japonesa Sony, esperó hasta mitad de año para sorprender con equipos nuevos, sensores más pequeños, videos 4K y con la convocatoria a los premios Sony World Photography Awards 2016.
Vamos en orden, a principios de mes presentó la nueva A7R II con 42.4mpx, video en calidad 4K y una estabilización de cinco ejes, de su serie de cámaras sin espejo y con sensor de formato completo.
Para los que se enamoraron desde la serie A7, con sus lentes intercambiables, esta cámara resulta ser una verdadera maravilla de sensibilidad que no descuida la velocidad y la calidad en el procesador de imagen.
Dicen por allí que es 3.5 veces superior a la A7R original. ¡Imaginen eso en sus manos!
Otra de sus maravillas, es su punto de enfoque, que cuenta con 399 puntos para la detección por fas y 25 puntos para l detección en contraste, es decir que a donde apunten, no tardará en enfocar, cualquiera que sea el objetivo.
La otra chulada de cámara, es la Sony RX100 versión IV. Una cámara compacta, con la calidad y nitidez de un lente Carl Zeiss de 24-70mm f1.8/2.8, y por si fuera poco con un sensor que mide 1 pulgada, aha, 1 pulgada. Su sensor Exmor RS es tan veloz, que puedes tirar 16 cuadros por segundo o si lo prefieres en cámara lenta, la tienes a 960 cuadros por segundo.
Y todo esto con la posibilidad de tener tus videos en calidad 4K. El año pasado me hice del modelo anterior, la RX100 III y tenerla en las manos no solo fue un verdadero placer, porque al ver la calidad de sus imágenes, se convierte en un must para traer siempre consigo.
La RX100 VI es de 20.1mpx y su formación interna es distinta a su pasada versión, ya que los especialistas dicen que el circuito y su sensor se encuentran ubicados de forma no convencional, para lograra una mayor sensibilidad.
Si buscan una cámara compacta, esta es la mejor opción. Créanlo.
Y para quienes quieran participar en el concurso más grande del mundo organizado por la World Photography Organisation (Organización Mundial de Fotografía), es justo ahora.
La inscripción es gratuita y puede hacerlo en www.worldphoto.org y abierta a fotógrafos principiantes, amateurs y profesionales.
Como novedad para el 2016, las 14 categorías Profesionales ahora se dividen en dos géneros separados: Arte y Documental.
Los premios del concurso incluyen: los más innovadores equipos de imagen digital de Sony, participación en la exposición de los Sony World Photography Awards en la Somerset House de Londres, participación en la edición 2016 del libro de los premios, y un total de US$30.000 (US$25.000 para el ganador de la categoría Profesional y US$5.000 para la categoría Abierta).
Tienen hasta el 12 de enero del 2016 para enviar sus proyectos.
¡Tienen tiempo!
Esta semana la ciudad de México recibió a los encantadores Reyes de España, Felipe VI y Letizia, quienes desde el domingo por la noche arribaron a la capital para celebrar su primer visita oficial a nuestro país.
La cobertura mediática ha sido basta. Los Reyes por aquí, los Reyes por acá, pero lo que nuestra comitiva política mexicana no contaba era con que la selfie que habían planeado algunos de ellos, iba a ser denegada por la comitiva de la realeza.
Dentro de un sin fin de actividades programadas por Presidencia y la Embajada Española, se visitó a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, pero unos días antes se les avisó a los senadores y diputados que no podrían tomarse ninguna fotografía al más estilo selfie con Felipe VI y Letizia.
Esto tiene varias razones. Una de ellas es por el comportamiento indebido de nuestros políticos con la presencia de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, que cuando visitó el mismo recinto, con los mismos personajes, estos se comportaron como si estuvieran viendo a una estrella de rock.
Y justo de esto se trata al acercarse a un personaje de la realeza española, él no es un rock star, por lo tanto no tiene razón que la gente quiera tomarse foto con él o ella.
El año pasado cuando tuve la oportunidad de estar cerca del Príncipe Felipe, en ese entonces, en la toma de protesta de la presidenta Bachelet en Chile y en la primer visita oficial del presidente Peña Nieto a Madrid, el tema quedó claro.
Dentro de la política, existe una serie de protocolos que con muchos Presidentes o Jefes de Estado se aplican sin regaño y sin insistencia, y la toma de fotografías es una.
Un ejemplo es con el presidente Obama, si él se acerca a ti y abre oportunidad para pensar en tomarse una fotografía, entonces así será, de lo contrario, dentro del protocolo está prohibido tener la iniciativa de acercarse con el teléfono y dar click.
En este caso, la comitiva de seguridad de la realeza española sabiendo que con la visita de Rousself hicieron filas para obtener la foto del recuerdo, lo manejaron perfectamente bien esta vez. Un personaje español me lo dijo hace un año: “Él no es un rock star, viene de la realeza”.
Aunque en nuestro país el tema es distinto, aquí tenemos a un Presidente que le gustan las selfies, que le gusta convivir con la gente y que busca que todos tengan su fotografía de recuerdo, es por ello que en la página de Presidencia, existe una sección de nombre MI FOTO CON el presidente.
En fin, en algunos países tenemos Presidentes, en otros Reyes.
La búsqueda de la aceptación en el mundo de las redes sociales nos lleva a olvidar el entorno y dar todo por una selfie.
Por Laura Garza
Llegamos a media mañana a la Pirámide para visitar al majestuoso Museo de Louvre. Como toda primera vez, estaba inquieta cual niña pequeña para recorrer todos sus pasillos, sus salas, sus obras de arte, pero sobre todo por ver a la sonriente Gioconda de Leonardo Da Vinci.
Hay que tomar en cuenta que el Museo recibe en promedio más de 22 mil personas a diario, lo cual hace que las taquillas siempre estén llenas y para recorrer cada sala se tome mucho más tiempo del que imaginamos; y si piensan en tener el panorama despejado para que nadie se atraviese frente a ti con su dispositivo móvil, están soñando.
Hace poco leí un artículo sobre las multitudes y el efecto de los celulares en los museos, y algunos expertos decían que la tendencia de muchos de los recintos de arte más importantes en el mundo es a prohibir tomar fotografías o incluso a dar un tiempo específico.
La gente, pero sobre todo los jóvenes ya no van a ver las obras, sino a tomarse selfies, es decir le dan la espalda a las obras artísticas para obtener su cometido y se retiran.
Y por supuesto, no podía faltar que al momento de llegar a la sala donde habita la mujer más famosa del mundo por su sonrisa y su mirada hechizante: la Monna Lisa, la famosa Gioconda, la gente estuviera colapsada, con los teléfonos y gadgets a lo alto y la mayoría ansiosa por llegar hasta la primera fila de la estructura de cristal que la protege.
Antes de caminar hacia ella por la inercia de los demás turistas, descubres un impactante cuadro de Las Bodas de Caná de Veronese que te deja con la boca abierta, pero insisto, pocos la ven porque corren ansiosos hacia la Monna Lisa.
En lo personal, estaba feliz por ver una obra que desde hace años la he visto solo en libros, en películas o en fotos de amigos, pero tenerla de frente, observar cada uno de sus detalles, sí emociona el espíritu.
Es así que mientras digería mis emociones, tres mujeres orientales me empujaron para pasar frente a mi para tomarse una foto con el cuadro a sus espaldas. Pasaba una, pasaba otra y por fin la última. Allí es cuando aseguras tu lugar en la primera fila para que nadie ensucie el horizonte.
Se que la semana pasada hablé sobre los sefies y el nuevo gadget de viaje el Self Sitck, pero es que la imagen que hoy comparto es más clara que lo que yo aquí describo. En realidad el efecto de compartir el “Yo estuve allí” va más allá de lo que creemos.
Es una acción colectiva que sobrepasa cualquier límite de convivencia social.
Volvemos a lo mismo, ya no importa en realidad qué vemos, qué aprendemos, qué conocemos, sino el cómo comparto que estuve allí a través de una foto que me haga ser mejor evaluado por mis amigos y seguidores.
Los tiempos han cambiado, las formas de comunicar se han modificado y uno ha ido adaptándose como puede a la tecnología, a la brevedad, a la comodidad y a la simplicidad.
La sociedad también ha cambiado, nuestra escala de comunicación e interacción ha sido modificada por gadgets y cientos de aditamentos para evitar la conversación con otros.
Antes nos tomábamos fotos con los amigos para compartir el momento, hoy en día ya no importa si no están los amigos, hoy en día lo que importa es compartir en donde YO estoy, al mundo virtual.
Llevo once días fuera de México recorriendo ciudades como París, Barcelona, Estrasburgo, Nurenberg y Praga, en la República Checa y las escenas son las mismas. Cientos de personas con celulares, self sitcks posando “como si fueran a las cámaras de televisión más importantes de sus naciones.
El efecto es impresionante, todavía hace unos diez años atrás la escena era de gente con sus cámaras en las manos o los japoneses con sus equipos profesionales colgando sobres sus cuellos y el sonido (ahora nostálgico) de click click. Hoy hasta los japoneses utilizan sus celulares para tomar fotografías por donde quiera que van.
Con la aparición de las cámaras digitales vino la posibilidad de sacarse las famosas autofotos donde a “ojo de buen cubero” apenas le atinabas a que salieras en el encuadre, después con la flexibilidad de sus pantallas fuimos mejorándo, porque podíamos vernos, simulando el mismo visor de la cámara.
Pero todavía allí, nos acercábamos con algún desconocido a pedirle que nos tomara una foto, la veías y estando segura de que todo había salido bien, avanzabas, de lo contrario eras capaz de parar a otro.
Cuando pasamos de los celulares cuadrados y sumamente funcionales como teléfonos, tuvimos los celulares con cámaras integradas que nos ofrecieron otra posibilidad más para volvernos fotógrafos locales, nacionales e internacionales a la hora de compartirlo en las redes y obtener Likes de cualquier usuario en el mundo.
La tecnología nos ha aislado del mundo real, pero nos ha acercado a través de las redes a todas partes. El self sitck se ha vuelto más indispensable que traer el pasaporte en tu backpack; no se sale sin él, no hay fotos sin uno.
Todavía recuerdo que cuando salieron a la venta los self sticks los comprabas por internet, después los vi en las farmacias de Nueva York, luego saliendo del metro en la Ciudad de México, después en los semáforos, luego en las tiendas de aeropuerto, los marroquíes en Barcelona, los inmigrantes en París y hoy en cualquier tienda aquí en Praga.
Todos cambiamos al vernos en pantalla, la sonrisa se vuelve popular y el efecto es inmediato: ¡Ey, estoy en París!.
Vanity Fair y su polémica portada
El empresario, productor y editor de Vanity Fair, Graydon Carter decidió sorprendernos a todos con la nueva portada de Vanity Fair donde la galardonada fotógrafa Annie Leibovitz, captura la nueva identidad de Bruce Jenner.
La portada del mes de junio es protagonizada por Caitlyn Jemmer de 65 años, quien apenas meses atrás, aún era llamado como Bruce Jenner, aquél ex atleta estadounidense y padrastro de las Kardashian.
Pocos lo recuerdan en su etapa de fama, pero es que Bruce, perdón, Caitlyn fue un atleta olímpico en el 76 y después al darse cuenta de la belleza de su rostro, fue haciéndose más famoso entre el público femenino. Aha, cuando allí todavía le gustaba que le dijeran Bruce, es que apareció en la televisión sustituyendo a Erik Estrada en aquella serie Chips por ahí de los 80s.
Vanity Fair es una revista que siempre nos ha ofrecido grandes reportajes y entrevistas de profundidad con las celebridades de Hollywood.
Hoy acude de nueva cuenta con su fotógrafa de cabecera, Annie Leibovitz, quien desde el 83 trabaja como retratista de esta casa editorial para capturar la esencia de una mujer que siempre estuvo oculta en el cuerpo equivocado.
Leibovitz acudió a la casa de Caitlyn en Malibú para fotografiarla en la intimidad de su espacio, en donde ella se sintiera lo más cómoda para mostrarle al mundo, quien en realidad es.
Por primera vez una revista dedicada a la alta esfera de las celebridades decide romper esquemas y dedicarle este mes un retrato elegante, fino y sin precedentes para la comunidad transgénero.
Caitlyn luce sencilla, coqueta pero recatada. Su postura dice “Esta soy yo”, sus manos ocultas detrás de la espalda hacen que luzca por completo su pecho y cintura reflejando su feminidad.
El color dorado como fondo y
textura, fueron bien elegidos para una mujer de más de 60 años que posa de manera sensual, sn perder la elegancia.
La mirada es directa hacia Leibovitz, como siempre nos transmite la escena directa desde Malibú para el mundo. Caitlyn nos declara en su postura “Sí, soy una mujer”.
Las fotografías de interiores son más de ella. Más nos sorprende a todos lo que Bruce ha hecho con su cuerpo, sin embargo, parece que eso lo hace el más feliz y lo transmite perfectamente en la sesión fotográfica.
Como dato extra de su impacto, es que hace dos días, Caitlyn abrió su cuenta de Twitter, y superó el millón de seguidores en solo cuatro horas! Superando la cantidad que reunió Obama el mes pasado al abrir su cuenta personal.
Esta vez Vanity Fair provoca una explosión, Leibovitz tras el lente, Buzz Bissinger como entrevistador y Caitlyn como la primer mujer transgénero de Hollywood que aparece en portada luciendo de manera sensual.
Los tiempos han cambiado y este es en un ejemplo claro, de que el mundo de la farándula norteamericana se abre nuevos paradigmas de íconos sociales.
Saludos desde París!