Por Laura Garza
Hoy regresó Xóchitl Gálvez a dar un par de entrevistas, apareció con un rostro muy similar al del domingo 2 de junio. El agotamiento todavía le aparece en su mirada y en su cuerpo entero.
A Xóchitl la conocí en distintos eventos y después me tocó fotografiarla durante una entrevista en su casa un día antes de que se decidiera a ser candidata por la alianza llegó muy lejos, y meses después tras ser candidata por la oposición a la Presidencia de la República logró movilizar a millones de ciudadanos con una esperanza de que podía ponerse fin a las mentiras, a la inseguridad y al olvido.
Xóchitl tomó las riendas de su imagen, de su forma de ser, de sus propuestas y las defendió de todos y de los propios partidos que abanderaba.
Inició su campaña en Fresnillo, Zacatecas de la manera menos pensada pero la más cercana. Se bajó a ras de la banqueta para estar con la gente, creímos todos que eso valía más que mil mentiras repetidas.
Por fin hubo alguien con poder político que bajó a escucharlos, a mirarlos a los ojos y a atenderlos. Se abrazó con víctimas en distintas áreas heridas de nuestro país, se las ingenió sin mucho presupuesto y con el conocimiento pleno de la desventaja a la que se enfrentaba.
Xóchitl fue una candidata en gran parte por los ciudadanos, y fueron ellos los que se movilizaron con recursos propios para imprimir stickers, lonas, playeras, volantes y se unieron de manera anónima a una campaña nacional que no los contemplaba en una nómina o en una lista de miembros “oficiales”.
Los grupos de Xochilovers hicieron reuniones en cada cuadra, conocieron a sus vecinos, se comprometieron en tareas de sus propios municipios o delegaciones. Aprendieron a reconocerse como iguales y armados con lo que podían, salían a repartir volantes, a pararse en cruceros y a tocar puerta por puerta.
Xóchitl estuvo arropada por la gente de la calle, por los valientes que no temieron apoyar a quien “no estaba con los mismos”, por los que en política se mantuvieron congruentes, por los que no pararon ni antes ni después de defender al país, a las mujeres, a la indolencia, a la justicia, al Estado de Derecho y a la verdad.
Ahora me gustaría dirigirme a ti Xóchitl porque tuviste mucha gente real que le diste esperanza de que podría ser mejor, defendiste tu palabra y tu valor como mujer, les diste un gran ejemplo a muchas niñas que ya desde menos de 10 años son tus admiradoras.
En el Zócalo me tocó una niña a mi lado que cuando te vio salir al templete te gritaba, se emocionaba, abrazaba a su mamá, te veía como su heroína. Mi propia hija te hizo decenas de dibujos y cartitas, antes de irse a dormir ese 2 de junio deseó que ganaras.
Xóchitl bien lo dijiste hoy en tu entrevista en Reforma “lo diste todo”, alza la mirada, levanta ese rostro de mujer valiente y aguerrido. De una mujer que no se deja y que no se ensucia las manos por una ambición. Lograste convencernos a muchos de que el compromiso con la congruencia de tus actos y tus palabras son clave.
Nos diste mayor unión a los ciudadanos y hasta pintaste a una gran parte del país de color rosa. También nos abriste los ojos y nos enfrentaste a la realidad de un poderío económico y autoritario.
Es bueno verte echada para adelante en las dos entrevistas de hoy, pero por favor no tengas tiempo de bajar la mirada porque México necesita políticas como tú en esta batalla de seis años.
** Reconozco el trabajo de tantos ciudadanos comprometidos con el cambio y con Xóchitl. Bravo al regio Víctor Sandoval, Sol Alvarado, Agustín Blas-Zavala y su mamá, Pao Maldonado, Tatiana Peralta y muchos más que vi cómo con sus propios recursos entregaron mucho de su tiempo con entusiasmo y mucha fuerza por tener un mejor país.
Bravo a ellos!
Foto: REUTERS/Quetzalli Nicte-Ha