Una visita llena de errores

Por Laura Garza

Hablemos de lo que es ser un presidente “de pueblo” como algunos lo llaman y como muchos otros consideramos ser “empático” en una situación de crisis humanitaria. 

El día de ayer el presidente López Obrador decidió trasladarse hacia Acapulco, Guerrero tras el paso del huracán Otis que impactó con una categoría 5 vía tierra, es decir por carretera. 

Primer error de una estrategia fallida de actuar “por primera vez” inmediatamente tras una tragedia en el país.

De acuerdo a protocolos de seguridad para el propio presidente la primera indicación debió de haber viajado por aire, de tal forma que ninguna vida se ponía en juego y la prontitud para llegar a la zona.

Pero la prontitud no era importante porque decidieron irse por carretera y sabiendo las afectaciones que “debieron de haberle” informado. Sin contar que olvidaron que por esta vía SU seguridad corría riesgo.

El presidente y su equipo cambió de una camioneta a un Jeep Sahara para pasar la zona de deslaves y el lodazal, sin embargo no contaban con la poca capacidad de quien la manejaría y ni mucho menos de quienes los acompañaban para poder sacarla del vado. 

Segundo error, no proporcionar al mejor equipo para esa situación para trasladar al presidente. No hay “jeepero” que no hubiera podido deducir si esa zona podía o no cruzarse y para entrar a esos fangos hay que saber controlar una 4×4.

De nuevo, la seguridad del presidente en juego. 

La fotografía en donde todos están montados sobre el Sahara es un mal chiste, y el presidente quien se encuentra en su interior y se asoma a ver el tamaño de la gravedad, lo deja tan mal parado como el resto de los involucrados. 

Esto nos lleva al tercer error, su actitud poco colaborativa. 

¿Qué pasaba si se bajaba? Se ensuciaba. ¿Qué pasaba si se ensuciaba? N a d a. 

A eso iba, a ensuciarse, a “ser pueblo” y acompañar a la gente, ver la situación de primera fila y actuar, a ser “presidente”

Pero decidió quedarse dentro del Jeep hasta que el resto trabajara por él.

El hermoso Jeep Sahara se quedó atorado en la zona de derrumbes como era previsto y de alguna manera “que no vimos” bajaron al presidente y el resto del equipo lo acompaña.

¿Lo habrán cargado? ¿Por qué no estaba nada enlodado? Pensemos que sí.

La imagen que el día de ayer compartí en mi Twitter y que todos vimos en los medios, es una lista de errores de estrategia y comunicación.

Cuarto error.

¿Quién decidió la vestimenta? ¿Nadie les avisó a donde iban? ¿Por qué el presidente trae un saco azul casual formal que le queda grande y por qué un pantalón casual formal con zapatos de vestir?

¿Por qué el resto del equipo que lo acompaña también parece que iba a una oficina a tener una junta típica en una sala de juntas privada?

Ningún presidente decide ir a una zona afectada con semejante formalidad y mucho menos si va por tierra, porque todos saben (deberían) que irán al fango y a la lluvia, en pocas palabras: a una zona de desastre. La única mujer que los acompaña en ese momento y que lleva una gabardina, no deja de caminar sin dejar de mirar el piso por miedo a caerse, y está en su derecho porque va muy bien vestida.

Todos los hombres van con camisas de manga larga, ninguno muestra un poco de interés por la zona y la situación, ¿por qué? Porque ninguno trae la camisa arremangada, el presidente nunca se quitó el saco y ni pensar subir las mangas grandes, todos van preocupados viendo el piso.

Nadie iba a hace algo, esa es la realidad.

Dónde se habrán quedado los jeans, las botas de lluvia, la chamarra rompevientos o un chaleco para la lluvia que podría seguir en la zona y las mangas arremangadas.

Quinto error. No hubo nadie de comunicación que tuviera una estrategia clara de cómo se enfrenta una crisis como esta. Se nota, se notó y nos damos cuenta.

En Twitter alguien dijo que el presidente “fue pueblo” en ir. Y lamento decirles que no, decidió ir por alguna táctica informativa nada más, pero a ayudar e involucrarse directamente NO.

Las imágenes que se publican en donde aparece rodeado de un joven y un niño caminando por un tramo de una carretera devastada, lo que menos muestra es empatía. El niño es lo mejor del momento porque lo mira de manera lógica ¿y este quién es?.

El presidente va en lo suyo, sin quitarse su saco grande, ni arremangarse las mangas largas, ni mucho menos acercarse a la gente.

No, no hubo nada de nada.

Ni siquiera se quedó de madrugada, ni tampoco se les ocurrió hacer la mañanera desde la zona de desastre. 

No soy yo, es una seria de acciones de comunicación, de protocolo y de estrategia dentro de un gobierno para proteger al presidente y ocuparse de una situación en crisis que ha afectado gravemente a un estado, a su gente y su economía.

Ejemplos hay muchos y aquí los comparto:

Barack Obama en New Jersey después del Huracán Sandy en el 2012.

La planeación de una estrategia de ayuda a un estado que quedó devastado y que le concierne al gobierno federal actuar. 

Joe Biden en Florida después del huracán Laura.  

El Presidente Bush en Missisipi, también tras el paso de un huracán.

Por irnos a otro país, hasta el presidente de Indonesia y su equipo saben de la importancia de la vestimenta a la hora de salir a las calles devastadas por terremotos o huracanes: jeans, zapatos cómodos y mangas arremangadas.

 No nos equivoquemos, la figura del Presidente es y será la más importante pero eso no le da permiso de mentir y de hacer “como que sí” cuando en realidad es una falta de respeto para la gente afectada.

One Reply to “Una visita llena de errores”

  1. Es un presidentito muy pequeñito, la silla le ha quedado grandisima desde su inicio. Como dice Xóchitl, México merece más, mucho más ➕ y mejor… El 2024 se consolida su derrota, pero GaD, se va, y se detiene este desastre de sexenio …

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