Por Laura Garza
La frontera como un pedazo de concreto que divide, expone y aisla de la humanidad.
Una división de asfalto que exhibe la barrera humana y expone sus carencias humanitarias.
Como si la temperatura del piso fuera distinta por haber nacido de un lado o del otro.
Autoridades de nuestro país y el vecino del norte se reunieron para abordar el tema migratorio y para buscar soluciones humanas y legales.
Pero al ver esta foto del foto periodista Luis Torres de EFE, no me cabe en la razón cómo se puede incluir un trato donde se respeten los derechos humanos de los migrantes, cuando lo único que se topan es la brusquedad de rejas y la zafiedad de la border patrol o de nuestro lado de la policía migratoria.
Los migrantes se entregan, se cruzan, se van pecho tierra, corren como atletas de alto rendimiento, se arrastran, se humillan y cruzan.
Todo eso en un tramo gris que arde, o mejor dicho que les arde su propia humanidad.
Los migrantes expuestos como intrusos y peor aún, como animales que se cruzan de un terreno a otro.
Esa imagen que muestra el alambre de púas y la oscuridad de un lado y del otro la vegetación de un país que dejan o que buscan llegar.
No es fácil la política de migración, pero sería mejor tratada si vieran a los migrantes como humanos y no como animales o
“Cosas” que pueden ser usadas y desechadas por la única razón que no nacieron del “otro lado”.